lunes, 8 de agosto de 2016

Amor propio

El amor propio se hace.
Uno no nace amando todo de sí mismo.
Odias mil cosas tuyas, tanto físicas como mentales.
Aceptas de a poco cada día esas cosas que odias,
y con la aceptación viene el amor.
Porque si no te amas vos... ¿Quién te va a amar?
¿A quién vas a poder amar si no te amas ni a vos mismo?

Y no llega solo, de la nada o mágicamente.
Cada vez que uno se humilla asi mismo, 
cada vez que uno pierde la dignidad, 
cada vez que uno se da la cabeza contra la pared mil veces,
cada vez que tropieza con la misma piedra...

Cada una de esas veces se adquiere un poco de amor propio.

Y cuando ya uno no se banca humillarse más,
darse la cabeza contra la pared, perder la dignidad,
tropezar las mil y un veces con la misma fucking piedra.

Un día se despierta, y se ama completo. 
Ya no necesitas que alguien más te ame completamente,
porque te amas a vos mismo y con eso alcanza. 
Porque uno mismo tiene que ser la persona que más se ame. 

Libre.

Quiero que bailes con todos los que te dé la gana.
Quiero que vengas a mi con todo tu pasado,
pero deseando vestirte para un futuro juntos.
Quiero ser quien te haga volar más alto,
no el que te corte las alas.
Quiero quererte como los dos queramos,
no sólo como yo quiero.
Quiero que te escapes cuando lo necesites 
y vuelvas a mi lado sólo si lo deseas.
Quiero que los celos aparezcan cuando uno
de nuestros gatos quiera más a uno que al otro.
Quiero que entregues todo lo que sientas,
y ojalá sea hasta sentirte mía.
Quiero quiero quiero quiero saber lo que quieres 
por delante de lo que quiera yo.

Que te quiero libre, no atada a mis versos,
ni a la tópica idea del amor, ni a las convenciones sociales,
ni a la moral católica.

Libre. 

Te quiero sólo 
si eres libre.